Queridos amigos y seguidores del blog, queremos desearos unas Felices fiestas Navideñas con dos imágenes del Nacimiento de Jesucristo de la Catedral de Sevilla:
Representación del Nacimiento de Jesús en una vidriera de la catedral de Sevilla (Foto Emilio)
Representación del Nacimiento de Jesús en la puerta de San Miguel de la catedral de Sevilla (foto Emilio)
Asistimos como cada año por estas
fechas del Solsticio de invierno a un Drama histórico, religioso y espiritual,
como es el nacimiento de un niño-Dios que viene a enseñar a la Humanidad el
Camino hacia una conciencia más alta que nos conduce a la Luz del altísimo.
El hecho de que un ser humano
definido y concreto recorra y viva a la vista de todos este camino arquetípico
de desarrollo de la humanidad, permite a los hombres de todas las épocas ver
como una representación de una obra teatral, el camino de consciencia que ellos
mismos tienen que recorrer. La representación de la Navidad es una escenificación del drama religioso que se repite anualmente,
pero cada año de forma renovada, enriquecida y adaptada al estado de
consciencia de cada ser humano de la época, sumándole cada vez algo nuevo, según
el aprendizaje de cada uno de nosotros.
Todo relato religioso, incluido los
del Cristianismo, podemos analizarlo al
menos desde tres niveles diferentes. El primero es el plano histórico, el segundo
el mitológico y el tercero el nivel cósmico o espiritual. Estos tres niveles
corresponden a la división original cuerpo-alma-espíritu. El plano histórico
corresponde al cuerpo, el mitológico al alma y el cósmico al espíritu.
La importancia del Cristianismo
radica en el papel histórico y espiritual que desempeñó el Ser encarnado en Jesús
el Cristo.
Cuando celebramos la Navidad, el Sol
se encuentra en el punto del solsticio de invierno, cuando las noches se han
hecho más largas y los días más cortos. Este es el momento en que el Sol se
encuentra más alejado de la tierra en todo su recorrido anual y es en esa máxima oscuridad de...
la noche cuando nace la Luz. Nace de modo natural y cuando representamos el nacimiento de CRISTO, es la LUZ la que nace en la Tinieblas, recordándonos a todos nosotros que tenemos una nueva oportunidad de que renazca en nuestro Interior, esa Luz que cuidándola con nuestras acciones nos conduce al Padre Creador de todo el Universo.
Esta es la verdadera quinta-esencia del Camino Espiritual del iniciado, la búsqueda interior que solo se halla en el lugar en el que los humanos no estamos dispuestos a mirar porque nos parece demasiado sucio y oscuro. Allí donde los hombres no van, a donde no se quieren acercar, allí se encuentra lo esencial, lo que busca la alquimia, el real portador de la luz. Este es un secreto antiquísimo; la luz no se encuentra en la claridad sino en las tinieblas, en el punto más oscuro. Por eso hay que “bucear” en nuestro interior y buscar nuestras “obscuridades” y sacarlas a la luz para entenderlas y comprenderlas y así poder conocer el verdadero entramado interior y saber a qué se enfrentan y con qué armas cuentan los verdaderos guerreros de la Luz en su batalla final, que bien saben que no es contra el mundo exterior, sino una batalla interna que cada uno debe emprender en solitario, como nos enseño el Maestro Jesús.
la noche cuando nace la Luz. Nace de modo natural y cuando representamos el nacimiento de CRISTO, es la LUZ la que nace en la Tinieblas, recordándonos a todos nosotros que tenemos una nueva oportunidad de que renazca en nuestro Interior, esa Luz que cuidándola con nuestras acciones nos conduce al Padre Creador de todo el Universo.
Esta es la verdadera quinta-esencia del Camino Espiritual del iniciado, la búsqueda interior que solo se halla en el lugar en el que los humanos no estamos dispuestos a mirar porque nos parece demasiado sucio y oscuro. Allí donde los hombres no van, a donde no se quieren acercar, allí se encuentra lo esencial, lo que busca la alquimia, el real portador de la luz. Este es un secreto antiquísimo; la luz no se encuentra en la claridad sino en las tinieblas, en el punto más oscuro. Por eso hay que “bucear” en nuestro interior y buscar nuestras “obscuridades” y sacarlas a la luz para entenderlas y comprenderlas y así poder conocer el verdadero entramado interior y saber a qué se enfrentan y con qué armas cuentan los verdaderos guerreros de la Luz en su batalla final, que bien saben que no es contra el mundo exterior, sino una batalla interna que cada uno debe emprender en solitario, como nos enseño el Maestro Jesús.
Esta es la razón por la cual siempre se
relaciona esta temporada del año con las ideas y representaciones mitológicas,
es la razón interna de porque La Nochebuena, la noche de navidad, fue celebrada
desde siempre como una noche de consagración en las escuelas místicas (Como la
Orden del Temple) esa noche se llevaba a los aún no aceptados aunque
preparados, para iniciarlos en el camino de la Luz que Cristo nos enseño.
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