sábado, 9 de noviembre de 2013

Persecución

A lo largo del golfo de León, al oeste de Marsella se extiende la antigua región del Languedoc. En 1208, el papa Inocencio III amonestó a los habitantes de la zona porque mantenía comportamientos contrarios a los dictados de la Iglesia. Un año después, un ejercito de 30.000 soldados invadía la región a las ordenes de Simón de Montfort. Lucían en el pecho la cruz roja de los cruzados de Tierra Santa, pero sus propósitos eran muy distintos. Su misión era exterminar al catarismo (los puros, término griego kazarós) que habitaban en el Languedoc y a los que el papa, apoyado por el rey Felipe II de Francia, había condenado como herejes. La matanza duró treinta y cinco años y se cobró decenas de miles de muertos, finalizando con la horrenda carnicería del castillo de Montségur, donde doscientos rehenes fueron empalados y quemados vivos en el año 1244.
La doctrina cátara era en términos religiosos esencialmente gnóstica; persona de valores espirituales elevados, consideraban que el alma era pura mientras que la materia física era corrupta por naturaleza. A pesar de que sus convicciones estaban en oposición con los ambiciosos propósitos de Roma, el temor que los cátaros provocaban en Roma tenia un origen mucho mas amenazador. Se les consideraba como los guardianes de un gran y sagrado tesoro, relacionado con una fantástica y remota forma de conocimiento. En esencia la región de Languedoc era la misma que durante el siglo VIII había formado el reino judío de Septimania , fundado por el vástago merovingio Guillermo de Gellone. La zona formada por el Languedoc y la Provenza estaba impregnada de las tradiciones que Simón/Lázaro y María Magdalena habían aportado mucho tiempo atrás, y sus habitantes consideraban a María como “la madre del Grial” de la verdadera cristiandad de Occidente.
Imagen
Estela situada en el Camp dels Cremats (campo de los quemados), recordando la pira en la que ardieron 200 cátaros defensores de Montsegur.
Al igual que los templarios, los cátaros toleraban las culturas judía y musulmana y defendían la igualdad entre los sexos. La Inquisición católica, establecida en 1233, se encargó de condenarlos y reprimirlos violentamente, acusándoles de todo tipo de blasfemias.
Contradiciendo las imputaciones, las evidencias aportadas por testigos presenciales muestran que la Iglesia del amor promovida por los cátaros se basaba en una inflexible devoción por el ministerio Jesús. Creían en Dios y en el Espíritu Santo, rezaban las oraciones al Señor y administraban una sociedad ejemplar, con su propia asistencia social y escuelas y hospitales gratuitos. Los cátaros tenia la Biblia traducida a su propia lengua, la langue d´oc, acepción de la que se deriva el nombre  de la región, y la población no cátara se beneficiaba de los mismos privilegios altruistas que ellos.
Los cátaros no fueron herejes, tan sólo inconformistas. Predicaban sin permiso, ignorando la necesidad de confirmar sacerdotes, y evitaban las...

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La leyenda de "Los tristes silbidos" de los caballeros de Jerez

 
Extraído del libro “Codex Templi” un texto de D. Santiago Soler Seguí, investigador histórico especialista en castellología medieval.
 
Cuentan que los caballeros degollados en Jerez fueron los últimos templarios. Y que antes de morir, juntos como hermanos, hicieron un solemne juramento. Cada uno de ellos juró en nombre de Dios y del Templo de Salomón que volvería de su tumba para galopar en su caballo hacia los Santos Lugares y proteger de nuevo los caminos y defender a los peregrinos. Y cuentan que, en las noches sin luna, cuando el cielo está oscuro como boca de lobo, al sonar las doce campanadas, los últimos caballeros templarios de Jerez de los Caballeros regresan de sus tumbas, regresan de la muerte, blandiendo sus espadas, preparados para acudir a Tierra Santa, para proteger a los peregrinos de los bandidos; para cumplir un juramento.
Nunca nadie ha visto a los caballeros que dieron honor y gloria a la villa. Nunca nadie ha visto el brillar de sus armas, ni el de sus armaduras; nadie ha visto sus pendones, ni sus túnicas blancas, ni sus cruces rojas; nunca nadie vio nada; nunca. Pero dicen que muchas noches sin luna, cuando el cielo más negro está, cuando resuenan las doce campanadas, todo entra en silencio; todo se detiene y, entonces, se les oye silbar. Silban; silban sin descanso, llamando a sus...

domingo, 3 de noviembre de 2013

Conferencia sobre la ORDEN DEL TEMPLE 4 de Noviembre Y EXCURSIÓN a JEREZ DE LOS CABALLEROS 9 de Noviembre desde SEVILLA

Conferencia:
La Orden del Temple en el Reino de Sevilla
 y el Bayliato de Jerez de los Caballeros
 
  Día: Lunes 4 de noviembre a las 20:30 horas Título:
“La Orden del Temple en Andalucía y Extremadura”
Conferenciante: Emilio José Pérez García.
 
LUGAR:
 
Dirección:
 Calle Mirador s/n. Urbanización Simón Verde. 41120 Gelves.
(SEVILLA)
 
  Sábado 9 de Noviembre de 2013:
Visita a Jerez de los Caballeros (Badajoz) 

 
GRUPO ASOC SIMÓN VERDE
 
GELVES - SEVILLA.
                                                              
JEREZ DE LOS CABALLEROS
Itinerario
Salida desde el lugar y hora previamente acordado con dirección a tierras extremeñas. Nos dirigiremos en primer lugar a Jerez de los Caballeros, ciudad que se asienta en las estribaciones de Sierra Morena con sorprendente armonía urbanística. Destacar de entre sus monumentos, las tres torres de estilo barroco y neoclásico. Su conjunto urbano ofrece un conglomerado de calles, plazas, rincones, palacios, fuentes y...

LA LEYENDA DEL MONTE DE LAS ÁNIMAS - Gustavo Adolfo Bécquer y los Templarios

El monte de las ánimasLeyenda soriana. Texto completo. Gustavo Adolfo Bécquer
     La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria.
     Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice.
     Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche.
     Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.
I
     -Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.
     -¡Tan pronto!
     -A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.
     -¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme?
     -No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.
     Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia.
     Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia:
     -Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves...