Por El lobo oculto
A lo largo del golfo de León, al oeste de Marsella se extiende la antigua región del Languedoc. En 1208, el papa Inocencio III amonestó a los habitantes de la zona porque mantenía comportamientos contrarios a los dictados de la Iglesia. Un año después, un ejercito de 30.000 soldados invadía la región a las ordenes de Simón de Montfort. Lucían en el pecho la cruz roja de los cruzados de Tierra Santa, pero sus propósitos eran muy distintos. Su misión era exterminar al catarismo (los puros, término griego kazarós) que habitaban en el Languedoc y a los que el papa, apoyado por el rey Felipe II de Francia, había condenado como herejes. La matanza duró treinta y cinco años y se cobró decenas de miles de muertos, finalizando con la horrenda carnicería del castillo de Montségur, donde doscientos rehenes fueron empalados y quemados vivos en el año 1244.
La doctrina cátara era en términos religiosos esencialmente gnóstica; persona de valores espirituales elevados, consideraban que el alma era pura mientras que la materia física era corrupta por naturaleza. A pesar de que sus convicciones estaban en oposición con los ambiciosos propósitos de Roma, el temor que los cátaros provocaban en Roma tenia un origen mucho mas amenazador. Se les consideraba como los guardianes de un gran y sagrado tesoro, relacionado con una fantástica y remota forma de conocimiento. En esencia la región de Languedoc era la misma que durante el siglo VIII había formado el reino judío de Septimania , fundado por el vástago merovingio Guillermo de Gellone. La zona formada por el Languedoc y la Provenza estaba impregnada de las tradiciones que Simón/Lázaro y María Magdalena habían aportado mucho tiempo atrás, y sus habitantes consideraban a María como “la madre del Grial” de la verdadera cristiandad de Occidente.
Estela situada en el Camp dels Cremats (campo de los quemados), recordando la pira en la que ardieron 200 cátaros defensores de Montsegur.
Al igual que los templarios, los cátaros toleraban las culturas judía y musulmana y defendían la igualdad entre los sexos. La Inquisición católica, establecida en 1233, se encargó de condenarlos y reprimirlos violentamente, acusándoles de todo tipo de blasfemias.
Contradiciendo las imputaciones, las evidencias aportadas por testigos presenciales muestran que la Iglesia del amor promovida por los cátaros se basaba en una inflexible devoción por el ministerio Jesús. Creían en Dios y en el Espíritu Santo, rezaban las oraciones al Señor y administraban una sociedad ejemplar, con su propia asistencia social y escuelas y hospitales gratuitos. Los cátaros tenia la Biblia traducida a su propia lengua, la langue d´oc, acepción de la que se deriva el nombre de la región, y la población no cátara se beneficiaba de los mismos privilegios altruistas que ellos.
Los cátaros no fueron herejes, tan sólo inconformistas. Predicaban sin permiso, ignorando la necesidad de confirmar sacerdotes, y evitaban las...