Fuente: Elmundo
Por Eduardo Fernández
No consideraban propia su espada, por mucho uso que le dieran en vida, ni querían yacer tras su muerte enterrados boca arriba, de cara a Dios, por mucha dedicación que le hubieran brindado. Los humildes templarios, adalides de lo sobrio, podrían declarar la guerra al género de la americanada, que se empeña en colocarlos como protagonistas en grandilocuentes superproducciones. "La Orden del Temple casi ni se ha tocado en España, aunque principalmente transcurrió en Francia y en la Península Ibérica; siempre aparece en países anglosajones y además lo hace rodeada de misterio. Nosotros la hemos abordado con los pies en la tierra", cuenta Israel del Santo, director del nuevo proyecto de la cadena Historia, que esta semana finaliza su rodaje.
"Siempre se habla de los misterios que dejaron, de que fueron quemados... En esta serie documental contamos cómo surgieron en los siglos XI y XII", explica Del Santo sobre Templarios, un trabajo histórico que verá la luz en mayo y que consta de seis episodios.
"Es nuestra apuesta más fuerte de la temporada. Cuando vi el tráiler no sólo grité, sino que casi me da un pasmo", asegura Carolina Godayol, directora del canal.
Personajes históricos como Hugo de Payns, Bernardo de Claraval y el Papa Urbano II figuran en las dramatizaciones de este documental histórico de la productora Zebra. Otros templarios de ficción, como Artal, sirven para articular el viaje espiritual y físico de un caballero desde que ingresa de niño en un... monasterio cisterciense hasta que sufre el martirio en Tierra Santa. "Había tres ejes de peregrinación: Roma, accesible; Santiago, en un entorno de siete reinos y dos condados; y Jerusalén, directamente en manos musulmanas. En ese contexto, hacía falta una policía, así que la Orden estaba obsesionada con controlar territorios fronterizos. Para ello, se educa en el latín, pero también en la espada", detalla Del Santo.
"Por primera vez, la guerra puede considerarse justa, los monjes aprenden el manejo de armas y se pasa por alto el mandamiento de no matarás", continúa Del Santo. "Aunque en la actualidad hay muchos libros y películas sobre el tema, la razón por la que nos hemos interesado ahora por los templarios es que hasta la fecha no habíamos recibido un proyecto con tanta calidad de producción y un contenido tan potente", argumenta Godayol. "En los siglos XVIII y XIX se reconstruyó la Historia medieval y los templarios han acabado como unos caballeros malditos injustamente tratados por la Iglesia", recalca José Luis Corral, escritor y catedrático de Historia Medieval, que participa en Templarios entre otros expertos como Jesús Sánchez Adalid, Matilde Asensi y Carlos de Ayala.
Otra de las batallas de Corral en el análisis de esta milicia consiste en erradicar la fama de expoliadores que se han granjeado: "Siempre se habla de los tesoros que trajeron de Oriente, pero fue al revés: generaron riquezas en Oriente al levantar fortificaciones y para mantener un ejército que abarcaba a 10.000 hombres. En Tierra Santa está el famoso oro de los templarios".
Desde el pasado mes de noviembre, el equipo ha rodado en distintas localizaciones de la Península, por ejemplo el Castillo de Javier (Navarra), el Monasterio de Santa María de Huerta (Soria), la Iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora) y el Convento templario de Cristo (Tomar, Portugal). Esta semana, las grabaciones se cierran definitivamente en tierras lusas. "Las batallas las hemos grabado en la Sierra de Madrid, en invierno, porque queríamos que las condiciones fueran especialmente duras", apunta Del Santo sobre las escenas de acción, rodadas a 800 fotogramas por segundo.
La conquista del Monasterio de Santa María de la Huerta requirió un par de reposadas reuniones entre el director de Templarios y el abad de esa congregación soriana. "Los propios monjes cistercienses participaron como actores, porque realmente no hacía falta que interpretaran demasiado: el latín y el coro está en su día a día. Eso sí, al niño de 11 años, que se llamaba Miguel, no paraban de llamarle Artal, su nombre en la serie", recuerda Del Santo.
Templarios narra una historia tan rica que no se detiene en atesorar reliquias como la sábana santa o las espinas de Cristo. "No hace falta inventarse nada; reflejamos lo demostrado históricamente. Es verdad que los templarios mercadeaban con reliquias, porque la Orden era inmensamente adinerada, aunque ellos no", sostiene Del Santo. Del santo grial, entonces, mejor olvidarse.
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