jueves, 9 de mayo de 2013

CONQUISTADORES Y TEMPLARIOS: Al sur de Extremadura





Fuente: Muf@ce Al sur de Extremadura
CONQUISTADORES Y TEMPLARIOS





El sur de Extremadura es una larga extensión de tierra fértil, donde abundan encinas y alcornoques, pueblos blancos y suaves estribaciones en las que la vid es el cultivo predominante. La historia del lugar nos habla de grandes protagonistas de la aventura americana como Vasco Núñez de Balboa, y de notables y férreas fortificaciones donde los caballeros templarios se hicieron fuertes tras la Reconquista.
















De izquierda a derecha, iglesia de San Bartolomé, Ayuntamiento de Olivenza, detalle de Sta. Mª del Castillo y Parador de Zafra


 

La cruz y la espada


Los caballeros templarios o de la orden de Temple se constituyeron allá por el año 1100 como orden religioso-militar con el fin de proteger a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa. Bajo el emblema de la cruz y el poder de la espada, este grupo de guerreros medievales fueron una verdadera fuerza de choque y durante la Reconquista arrebataron a los árabes numerosos enclaves. Sobre las alcazabas de estos últimos elevaron sus fortalezas, donde se hicieron amos y señores. Pero a finales del siglo XIII la pérdida de los últimos baluartes cristianos en Tierra Santa a manos de los "infieles" dejó a la orden sin cometidos ni objetivos y el papa Clemente V mandó disolverlos. Al ver peligrar sus tierras y riquezas, muchos de ellos ofrecieron batalla, como sucedió en Jerez de los Caballeros, que finalmente sería tomada por las fuerzas de Enrique II. La leyenda cuenta que la fortaleza jerezana fue todo un bastión y desde su Torre del Homenaje –a partir de aquellos días Torre Sangrienta– fueron degollados y arrojados al vacío los cuerpos de los últimos caballeros templarios que sobrevivieron al asalto.



N
uestro recorrido comienza junto a La Raya, en Olivenza, cuya historia está sembrada de contiendas y litigios y que durante siglos ha pertenecido alternativamente a España y Portugal, hasta que en 1800, con motivo de la denominada guerra de las Naranjas, Manuel Godoy la incorporó definitivamente al territorio español. Esa dualidad y mezcla de estilos, que abarcan desde la arquitectura hasta la gastronomía y las costumbres, la ha convertido en una de las ciudades con más encanto de toda Extremadura. “Las muchachas de Olivenza no son como las demás, porque son hijas de España y nietas de Portugal”, reza una copla popular que define la esencia oliventina.
Arrebatada por los templarios a los musulmanes en el siglo XIII, la ciudad conserva, entre atalayas y fortificaciones, un rico patrimonio cultural y artístico; en él predomina el estilo manuelino, cuyo máximo exponente es la iglesia de la Magdalena, con sus retablos barrocos, y el palacio de los condes de Cadaval, desde siempre Casa Consistorial. Un laberinto de calles blancas y casas enrejadas nos conduce a las antiguas murallas y al castillo, donde se puede visitar la consistente Torre del Homenaje, que domina las suaves llanuras circundantes, además de un notable museo etnográfico. El viajero tampoco debe perderse la iglesia de Santa María del Castillo, de estilo clásico, la capilla de la Casa de la Misericordia, de profusa azulejería portuguesa, y la puerta del Calvario, una de las que daba entrada a la vieja fortificación. A escasos kilómetros, en un bello enclave sobre el río Guadiana, el derrumbado y nunca reconstruido puente de Ayuda es una muestra más de las largas disputas fronterizas por Olivenza.

La ciudad de las Torres
Al sur está el caserío blanco de Alconchel, donde sobresale la loma del castillo de Miraflores, cuyos orígenes se remontan a los árabes y que perteneció posteriormente a las órdenes de Temple y Alcántara. Siguiendo hacia la Sierra Morena nos aguarda la sorprendente Jerez de los Caballeros, también conocida como “la ciudad de las torres”, por las hermosas y elevadas torres barrocas de las iglesias de San Bartolomé, San Miguel, Santa Catalina o Santa María de la Encarnación, que se alzan imponentes sobre un mar de casas blancas. Entre todas ellas se distingue por su riqueza ornamental y sus filigranas –incluida su fachada– la de San Bartolomé, de mediados del siglo XV, en la parte más alta de la judería. Famosa por sus pasos de Semana Santa, Jerez es cuna de grandes conquistadores como Vasco Núñez de Balboa, descubridor del océano Pacífico –su estatua se erige junto a la Puerta de Burgos– y de su compañero Diego de Albitez: aquí también nacieron otros protagonistas de la aventura americana como Hernando Méndez de Soto y Carlos Enríquez, conquistadores de la Florida. De blancas y intrincadas calles, con una magnífica fortaleza de pasado musulmán a la que debe...

buena parte de su historia, su entramado urbano, jalonado de plazuelas, palacios, iglesias, ermitas, conventos y fuentes, hace de Jerez de los Caballeros un lugar ideal para perderse. Más al sur, Fregenal de la Sierra merece un alto en el camino para que el viajero pueda admirar su fortaleza, también de origen árabe y reconstruida por los templarios, y sus numerosos conventos.
De regreso, en dirección a la Tierra de Barros, nos espera Zafra. Su antiguo casco urbano está presidido por los soportales de la plaza Chica, centro de la ciudad en el siglo XV, y la plaza Grande, consecuencia de la posterior expansión comercial, ambas unidas por el popular Arquillo del Pan. Muy cerca una placa nos recuerda a la recientemente desaparecida escritora Dulce Chacón, hija ilustre de la localidad. Entre el nudo de callejuelas zafreñas sobresalen la iglesia de Santa María de la Candelaria, antigua colegiata de estilo gótico que contiene lienzos de Zurbarán y un impresionante retablo churrigueresco, y sobre todo el alcazar de los duques de Feria, hoy convertido en el parador nacional de turismo “Hernán Cortés”. En su interior destacan el patio central, basado en un proyecto de Juan de Herrera, los artesonados de la capilla y la sala dorada. Las antiguas murallas todavía conservan alguna de las ocho puertas que daban entrada a la villa, a la que algunos conocen como “Sevilla la chica” y que hoy es uno de los puntos con mayor proyección turística y comercial de esta parte de Extremadura.

Chus Sáez Valcárcel / Dionisio Pérez

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