A pesar de que el Pergamino de Chinon, se descubrió en los
archivos secretos del Vaticano en el año 2.001 por Bárbara Frale oficial del
archivo, la Santa Sede espero seis años, hasta octubre de 2.007 para hacer
público el documento “Processus contra Templarios”, que recopila las actas de
exculpación del Vaticano a la Orden del Temple, precisamente el año en que se
conmemoraba el 700º aniversario del inicio de la persecución contra la Orden
del Temple. Evidentemente no es casual la fecha de presentación de este importante
documento histórico, y es que, como dice el acerbo popular “La Iglesia no da
puntada sin hilo”
(Foto Emilio José)
Los documentos que
sirvieron al papa para decidir la suerte de los templarios se habían extraviado
desde el siglo XVI, después de que fueran guardados por un archivero en un
lugar erróneo. El mismo estudio mostró que el Papa Clemente V, no quiso en
principio condenar a los templarios, aunque desgraciadamente, cediendo a las
presiones del Rey de Francia, terminaría haciéndolo.
Sin duda alguna la
publicación del pergamino de Chinon, supuso una inyección de moral para los que
en ese momento pertenecíamos a la Orden del Temple y también para sus
simpatizantes y seguidores en todo el mundo, porque de alguna manera venía a
demostrar lo que sosteníamos desde hace tiempo, que los Templarios fueron
injustamente acusados, atacados y muchos de sus mejores caballeros quemados
vivos en la hoguera.
De un plumazo, el “bendito”
pergamino, dejaba en evidencia a todos los historiadores y creyentes que
descalificaban a la Orden del Temple y a sus actuales seguidores; por fin toda
la verdad salió a la Luz. Quedaba demostrado que jamás los miembros de la Orden
cometieron las villanías y atrocidades de las que se les acusó.
A todo ello
contribuyeron los titulares de la prensa
internacional, “El Vaticano absuelve a los caballeros templarios”, “Después de
700 años el Vaticano hace justicia con los templarios”, “Un pergamino acaba con
la leyenda negra de los templarios”, “Los Archivos Vaticanos publican la
verdadera historia de los templarios”; “Los templarios absueltos de las
acusaciones de herejía”.
Se publico el
pergamino y habían pasado 700 años, muchos años tuvieron que esperar los
templarios, para que poder llevar la cabeza
bien alta, portar con orgullo el blanco manto con nuestra cruz, como símbolos
de pureza y profesión de fé cristiana.
Soy un convencido que
este documento y su difusión en los medios de comunicación, motivo a muchas
personas de espíritu templario a pedir su ingreso en las diversas ordenes
templarias.
(Foto Emilio José)
Es verdad que el
"Pergamino de Chinon", corrige la leyenda negra sobre la Orden y
muestra la voluntad personal del papa Clemente V. Sin embargo no es menos
verdad que el "Pergamino de Chinon" es anterior a la fecha de las
bulas papales de disolución de los templarios, en realidad ese documento quedó oculto
como una expresión de lo que el Papa pensaba en ese momento y del que el mundo
no tuvo conocimiento hasta 700 años después, pero la postura oficial de la
Iglesia y del propio papa, es la de... la disolución de la Orden, porque el
documento de Chinon data de agosto de 1308 y cuatro años después, en la segunda
sesión del Concilio de Vienne, el 3 de abril de 1312, se aprueba la Bula Vox in Excelso, emitida por el propio
Papa Clemente V el 22 de marzo de 1312 y confirmada por la Bula Ad Providam de 2 de mayo de 1312 y la
bula Considerantes, que proceden a
la disolución de la Orden y a la distribución de sus bienes.
Pero ¿Qué diferencia hay entre el pergamino de
Chinon y las bulas papales?
A pesar de las
alegrías que depara la lectura del pergamino de Chinon, no deja de ser un
documento que oficialmente no vio la luz cuando fue redactado, por lo tanto un
documento inexistente para la época y que no fue publicado por el Papa Clemente
V, el único valor que tiene actualmente es su valor histórico y por supuesto el
valor moral y espiritual que le damos los templarios.
Pero recordemos lo
que significa una bula papal, una bula es el soporte en el cual los papas dan a
conocer sus órdenes a sus fieles. Las cartas oficiales publicadas por los papas
y expedidas por la llamada Cancillería apostólica a lo largo de su
historia se llaman " Bulas". Estas se expiden provistas de un
sello de plomo pendiente del pergamino o papel que lleva las efigies de
san Pedro y san Pablo.
Es evidente que las
bulas papales son la expresión oficial y pública de las ordenes de los papas a
sus fieles y uno de los más importantes documento que salen de sus manos y que no se puede siquiera comparar con un
documento oculto y no hecho público, como es el pergamino de Chinon y entre
otras cosas porque una bula papal son a perpetuidad y solo puede ser abolida
por otro papa, actos del que hay escasos ejemplos en la historia de la iglesia.
De hecho en la propia
bula “Vox in excelso” el papa Clemente V termina diciendo:
… condenando
expresamente que alguien, de cualquier condición o estado que sea, se
entrometa… o que infiera, conciba o pretenda algún perjuicio acerca de nuestra
decisión y disposición que personalmente, como hemos dicho, vamos a tomar… A
ninguna persona por tanto le es lícito quebrantar este documento de nuestro
mandato, provisión, constitución y condena, o contradecirlo con temeraria
osadía. Si alguien se atreve a hacerlo, sepa que caerá bajo la indignación de
Dios y de los bienaventurados Pedro y Pablo, apóstoles suyos…
Reproducimos y
examinamos a continuación por su interés, parte del texto original de la bula papal
“Vox in excelso” traducida al castellano por el sacerdote jesuita Joan
Nadal Cañellas (1).
Dice así:
AQUÍ EL SANTÍSIMO PAPA CLEMENTE V SUPRIME LA
ORDEN DE LA MILICIA DEL TEMPLE
Copia de la provisión y decreto hecho por el señor papa Clemente cuando abolió
la extinguida orden de la milicia del Temple.
Clemente, obispo, siervo de los siervos de Dios, para perpetua memoria.
Se ha oído en lo alto una voz de lamento, de llanto y de luto, porque ha
llegado aquel tiempo en el cual el Señor se queja por medio del profeta: «Esta
casa me he producido dolor e indignación: será apartada de mi vista por la
maldad de sus hijos que me empujaban a la ira, volviéndome la espalda y no la
cara, colocando sus ídolos en la casa donde se invoca mi nombre, para
deshonrarla…
Continúa durante
largos párrafos en los que Clemente V, expone su base teológica remontándose al
Rey Salomón, de cuando este adoró otros dioses ajenos al judaísmo para después
extrapolarlo a la Orden del Temple, a continuación realiza una de las alabanzas
más grandes que un Papa haya hecho de Temple:
…La Orden de la
Milicia del Templo de Jerusalén , que habían sido fundados para defensa del
patrimonio de nuestro Señor Jesucristo en las regiones de allende de los mares
y como luchadores selectos en pro de la fe católica y principales defensores de
Tierra Santa, asunto al que parecían dedicarse principalmente, razón por la
cual la sacrosanta Iglesia Romana a estos hermanos y Orden, llenándolos de
favores especiales, los armó contra los enemigos de Cristo con el signo de la
cruz, los exaltó con muchos honores y les concedió muchas libertades y
privilegios…
Resulta
interesante encontrar en el análisis de dicha bula el siguiente texto, que
recuerda sin duda aquella locución
latina de origen medieval “Excusatio non petita, accusatio manifesta”:
…después,
nuestro carísimo hijo en Cristo, Felipe, ilustre rey de Francia, a quien habían
sido referidos estos mismos crímenes, no por avaricia –puesto que no intentaba
ni intenta vindicar para sí o apropiarse de nada de los bienes de los
templarios, más aún los dejó en su reino y retiró entonces de ellos totalmente
su mano–, sino impulsado por su devoción a la fe ortodoxa…
Cuando todos
sabemos por la historia que precisamente ese era su principal objetivo,
quedarse con los bienes del Temple y no pagar las numerosas deudas con ellos
contraídas.
Sigue en texto con
estas y otras loas a la Orden del Temple, narra de manera muy explícita
detalles de los supuestos pecados y atrocidades cometidos por ellos, especialmente
las confesiones de 72 caballeros templarios (2):
…les pedimos
que nos dijeran toda la verdad desnuda de los hechos arriba enunciados. Les
interrogamos acerca de estas cosas y examinamos hasta setenta y dos templarios.
Sus confesiones fueron puestas allí mismo, en nuestra presencia y la de dichos
hermanos nuestros, en escritura autentificada por notarios públicos.
Tras largos
párrafos que intentan demostrar, solo con las confesiones de viva voz,
extraídas con los conocidos métodos inquisitoriales y sin pruebas que confirmen
las acusaciones, llega por fin la condena Papal:
…Teniendo en
cuenta además el grave escándalo surgido contra dicha Orden a causa de lo
dicho, que no parece que pueda aplacarse si continúa existiendo la Orden, sin
olvidar el peligro que esto supone para la fe y para las almas… que era mejor
escoger la vía de la prevención y decreto de la sede apostólica, suprimiendo la
Orden arriba mencionada y aplicando sus bienes al uso a que habían sido
destinados, sin olvidar proveer a las personas de esta Orden que estén todavía
en vida de manera suficiente… considerando también que en otras ocasiones, sin
culpa de los hermanos, la Iglesia Romana hizo cesar algunas Órdenes solemnes,
por causas incomparablemente menores que las que aquí se han expuesto, no sin
amargura y dolor de corazón, no por la vía de una sentencia judicial, sino
por nuestra provisión y mandato, extinguimos con sanción irrefragable* y
perpetuamente válida la citada Orden del Temple, su estado, hábito y nombre, y
la prohibimos a perpetuidad, aprobándolo el sagrado concilio, condenando
expresamente a quien intente entrar en dicha Orden, recibir o llevar su hábito,
o comportarse como templario. Si alguien lo hiciese, incurre en sentencia de
excomunión ipso facto.
*Irrefragable: Que no se puede contrarrestar.
Ya sé, porque lo he vivido por propia experiencia que algunos
sacerdotes y párrocos no ponen ninguna objeción a las misas y rituales
templarios dentro de sus iglesias, incluso existen capellanes dentro de la
Orden del Temple que realizan estas ceremonias
con sumo gusto, porque saben que lo hacen en presencia de buenos
cristianos, seguidores y defensores de la fé de Cristo, pero también sabemos que su amabilidad y
tolerancia no es el común denominador dentro de la Iglesia y mucho menos de los
miembros de la Conferencia Episcopal, garantes como son, de las normas y leyes
que emanan del Vaticano, y la última manifestación a propósito de este tema, lo
realizo la Secretaría de Estado (en negrita lo más importante):
PUNTUALIZACIÓN SECRETARÍA DE ESTADO SOBRE LAS ÓRDENES ECUESTRES
Ciudad del Vaticano, 16 octubre 2012 (VIS).-La Secretaría de Estado, en
respuesta a las frecuentes peticiones de información sobre la posición de la
Santa Sede ante las Órdenes de Caballería dedicadas a Santos o con títulos
sagrados, considera oportuno reiterar lo que ya fue publicado anteriormente… la
Santa Sede reconoce y tutela solamente a la Soberana Orden Militar de Malta -también
conocida como Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén,
de Rodas y de Malta- y a la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de
Jerusalén, y no tiene intención de hacer innovaciones en este sentido.
Todas las otras Órdenes –sean de nueva institución o derivadas de las
medievales– no son reconocidas por la Santa Sede, no pudiendo la misma
hacerse garante de su legitimidad histórica y jurídica, de sus finalidades y de
sus sistemas organizativos.
Para evitar equívocos desgraciadamente posibles, también a causa de la
expedición ilícita de documentos y del uso indebido de lugares sagrados, y para
impedir que se sucedan abusos que después resultan dañinos para muchas personas
de buena fe, la Santa Sede confirma que no atribuye ningún valor a los diplomas
de caballería y a las correspondientes insignias que sean expedidas por asociaciones
no reconocidas, y no considera apropiado el uso de las iglesias y capillas
para las llamadas ‘ceremonias de investidura’".
Significa esto a todas luces,
que la fatídica bula “vox in excelso” del no menos desafortunado
y sumiso papa, sigue vigente y activa y que solo por la fuerza de la unión de
todos los templarios del mundo, con una sola voz que los represente y con la
ayuda de sacerdotes, obispos y cardenales afines, se puede solicitar al Vaticano
que sea anulada dicha bula.
Porque los hombres y mujeres, que nos consideramos hermanos
de la Orden y que compartimos la misma fe en Jesucristo, la humildad y caridad
de nuestros antiguos freires, que vivimos y actuamos como templarios,
debemos saber que si la Iglesia Católica
quiere, estaríamos excomulgados ipso facto.
Por eso los templarios actuales, mujeres y hombres que
sirven con honor y humildad a los principios cristianos de la Regla de la Orden
del Temple, deben unir sus fuerzas y solicitar al Papa Francisco, que levante
esa antigua orden de excomunión y devolver así, de pleno derecho a todos sus
miembros al seno de la Iglesia, restituyendo después de 700 años el honor de la
antigua y respetada Orden del Temple, reconocidos por todos a lo largo de la
historia.
Nos queda un largo pero ilusionante camino por recorrer, sabemos que no
es fácil conseguir el apoyo de sacerdotes y obispos para esta causa justa, pero
sobre todo sabemos que en la Curia Romana “las cosas de palacio van despacio” y
para eso basta recordar el ejemplo siguiente, hasta el año 1.992, el papa Juan Pablo II no rehabilitó a Galileo Galilei. A la sabia
Iglesia, solo le hizo falta 359 años, 4 meses y 9 días para reconocer que
Galileo tenía razón, en la defensa de la teoría heliocéntrica y que la tierra
no es el centro del Universo como dice la biblia judeocristiana.
No es ni mucho menos ese el mayor de los inconvenientes con
los que nos topamos los templarios, quizás uno de los más graves es la gran
desunión entre órdenes y asociaciones
que se autodenominan templarias. El propio papa Benedicto XVI, cuando era
Prefecto Emérito para la Conservación de la Doctrina de la Fé y ante el
conocimiento del pergamino de Chinon, pidió a expertos historiadores información
sobre la Orden del Temple y sus posibles herederos, tal vez con la intención de
reparar el error histórico cometido contra los templarios; la respuesta de los
expertos fue desalentadora, cerca de 400 ordenes se disputaban el honor de ser
los legítimos herederos.
Hay que considerar seriamente la importancia de la verdadera
Unión Templaria y para ello tenemos que empezar por nosotros mismos.
Para conseguir tan anhela unión, es necesario partir de una
verdadera actitud cristiana como es la Tolerancia, porque sabemos por la experiencia de nuestra
Orden, que la intolerancia religiosa es la causante de millones de muertos a lo
largo de la historia y por eso debemos buscar los puntos de unión entre todos y
no magnificar nuestras diferencias, porque esas diferencias pueden
enriquecernos y el lema que nos une a todos “NON NOBIS,
NON NOBIS DOMINE, SED NOMINE TUA DA GLORIAM ", es junto a la fe en Jesucristo, la mejor base
de unión entre todos y no podemos excluir a nadie que se sienta templario y
tenga a bien honrar estas dos fuentes de inspiración. No estamos capacitados para
juzgar a otros templarios por sus creencias si estas son cristianas, porque
seriamos más papistas que el propio Papa Francisco que se ha comprometido a
unificar la iglesia católica y ortodoxa.
Cuando en un país, se
unan todas las órdenes y asociaciones templarias en una sola y exista un solo
Prior Nacional que los represente a todos y cuando ocurra lo mismo en todos los
países del mundo, solo entonces, estos priores nacionales, reunidos en capitulo
o convento internacional, podrán elegir entre ellos al Gran Maestre, uno solo
para el mundo entero, entonces y solo entonces, tendremos una solo voz como
antaño tuvo la Orden y el Vaticano escuchara nuestras justa peticiones, que
incluyen la rehabilitación y la incorporación de la Orden del Temple, con pleno
derecho en el seno de la Iglesia Católica. La Iglesia accederá así, a las numerosas
peticiones de importantes sectores cristianos, que piden la revisión del
proceso que suspendió la Orden del Temple, porque sabrá entonces que gracias a
la Unión Templaria, puede contar con el gran potencial humano que supone para
la Iglesia, el apoyo de todos los templarios del Mundo, que están comprometido
en amplios sectores de la sociedad, para apoyar a la fé cristiana e impulsar el
Ecumenismo.
No a nosotros, Señor; no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria, para que en todo momento sea bendito el que adiestra mis manos para el
combate y mis dedos para la pelea.
In Memorian de los caballeros
Templarios degollados en la Torre sangrienta de Jerez de los Caballeros por el
ejército cristiano.
NOTAS
Joan Nadal
Cañellas, jesuita, especialista en estudios bizantinos. Licenciado en filosofía
por la Universidad Pontificia de Loyola (1960), en teología por la Universidad
Gregoriana de Roma (1968) y en filosofía y letras por la Universidad de
Barcelona. Traductor de la Bula Papal “VOX IN EXCELSIS” del latín al castellano
tomando directamente el texto del registro 291, ff. 33r-34v del Archivo de la
Corona de Aragón.
Muy curioso y significativo el número 72 por que 72 son los artículos de la antigua regla del Temple y 72
son los nombres de Dios según la Cábala, también al personaje bíblico Henoc: “El
sabio y virtuoso Henoc ascendió al Cielo, donde se convirtió en el principal
consejero de Yahvéh Elohím y desde entonces fue llamado Metatron. Yahvéh Elohím
puso su propia corona sobre la cabeza de Henoc y le dio setenta y dos alas y numerosos ojos”. El número 72 también aparece
relacionado con el sabio Rey Salomón, porque 72 son los espíritus que se dice que Salomón invocó, encerró en
vasijas de bronce selladas mediante símbolos mágicos y obligó a trabajar para
él. La tradición del poder de Salomón sobre los espíritus aparece también en
otras culturas del Oriente Próximo y Medio, ejemplo de ello es el libro Las
mil y una noches, recopilación de cuentos del ámbito árabe-musulmán en la
que se indica que Sulaymán (Salomón), hijo de Daud (David), es considerado Señor
de los Ifrit (genios poderosos del folclore árabe). También se dice que
castigó a los ifrit rebeldes que se negaron a someterse a su obediencia,
encerrándolos en jarrones tapados con un sello de plomo, en el que figura
impreso el nombre de Alá.
Hola, mi nombre es Josep Horatio, acabo de conocer vuestro blog. Soy escritor aficionado, he escrito tres libros (en realidad el tercero estoy escribiéndolo aún) sobre el tema de los cátaros, la inquisición y los templarios. Los libros se pueden encontrar en Amazon (El Legado de Montsalvat y Memorias de un Inquisidor). Algunas fuentes que he leído apuntan que el Temple ayudó al catarismo, en contra de lo que, seguramente, era uno de los preceptos de los templarios, hacer prevalecer la fe cristiana. ¿Podíais decirme qué opinais vosotros? ¿Es posible que en el siglo XIII, tal como apunto en mis novelas, los templarios desobedecieran las órdenes de la Iglesia y ayudaran a algunos Perfectos cátaros a la prédica de su religión herética? Gracias por vuestra respuesta.
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